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El lado social de la Biblioteconomía y la Documentación. Por Marián Torrecilla

Bibliocabinas

Los habitantes de un pueblo inglés convierten un antiguo teléfono público en espacio para el intercambio de libros.

En plena revolución del eBook, el iPad y los teléfonos inteligentes con acceso a toda suerte de contenidos en Internet, en Marton Cum Grafton (Yorkshire, Inglaterra) siguen apostando por las cabinas telefónicas y los libros de papel. O mejor dicho, por convertir lo que queda del antiguo espacio para hacer llamadas en un sitio para el intercambio de libros.

La clásica cabina inglesa de teléfonos, en plena campiña.

British Telecom le vendió hace poco a la administración local una de las últimas cabinas rojas que quedaban en el pueblo al simbólico precio de una libra (poco más de un euro) y los residentes la han transformado en biblioteca y espacio de bookcrossing, es decir, en el que uno deja los libros que ya ha leído para poder coger otros.

No son los primeros en realizar la operación. En Blagdon y Westbury-sub-Mendip, municipios situados en el condado de Somerset (suroeste de Inglaterra), tomaron la misma iniciativa hace unos meses. Con un añadido tecnológico. Incluyeron en las cabinas CD y DVD, soportes que, de hecho, también se pueden encontrar en las bibliotecas.

Pero la idea de reciclar el icono de la telefonía pública inglesa, diseñado por Gilbert Scott en 1936, tampoco fue suya, sino de British Telecom. En verano de 2008, la operadora decidió que tenía que deshacerse de buena parte de las 12.000 cabinas públicas de las que disponía el país porque ya no resultaban rentables, y puso en marcha la campaña Adopt a Kiosk, mediante la cual ofrecía a las administraciones locales que «adoptaran» una por una libra, electricidad aparte. A finales de 2009, había recibido 770 solicitudes y los ayuntamientos y otras administraciones se habían quedado con 350 cabinas rojas.

En Marton Cum Grafton, creen que es una buena idea. O así lo manifestaban a la BBC hace unos días. Pero, por si acaso, se dan tres meses de prueba. Si la propuesta funciona, la bibliocabina se convertirá en un servicio permanente.

En otras partes del país, las clásicas cabinas rojas inglesas se han convertido en instalaciones de arte, duchas e incluso W.C públicos. En España, hace unos meses, Telefónica y Endesa presentaron en Madrid la primera cabina de teléfono convertida en punto de recarga de vehículos eléctricos.

Fuente | La Vanguardia

Category: Bookcrossing

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