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El pasado 18 de febrero tuvo lugar en Barcelona, en la Biblioteca Fort Pienc, la Jornada «Cap a un nou estat del benestar? Visions i alternatives», organizada por la Associació Intercol·legial de Col·legis Professionals de Catalunya. En la mesa redonda participaron el economista y catedrático en ciencias políticas, Joan Subirats, y la doctora en filosofía y ciencias de la educación, Violeta Núñez.

Para contextualizar el nuevo escenario en el que nos encontramos, las intervenciones de ambos ponentes describieron las bases del estado del bienestar construido durante el siglo XX, y que comenzó su declive con una crisis que está pagando el 99% de la población en España con la destrucción de sus derechos. Derechos, como el de la cultura, «que ya no son tales si no tienen base presupuestaria», en palabras de Subirats. El economista destaca que el escenario en el que ya estamos está protagonizado por el capitalismo financiero. Por su parte, Violeta Núñez hizo hincapié en la fractura social, y en el riesgo existente de control sectorial y de la «pérdida del saber en el ejercicio profesional», en una nueva formación  destinada a establecer «protocolos acríticos estandarizados».

¿Cómo salimos de esta situación?

Fijándonos en otros países europeos, algunos llevan tiempo «reformulando e incorporando valor añadido a los procesos productivos», afirma Subirats. Personalmente creo que esto es especialmente importante en ámbitos como las bibliotecas públicas, que también en España desde hace algunos años vienen realizando cambios sustanciales en sus servicios, en su funcionamiento, debido principalmente a la eclosión de las TIC. Los bibliotecarios ocupamos puestos de intermediación que, en la era digital, tienen un importante riesgo de sustitución. La incursión de las nuevas tecnologías, los grandes recortes presupuestarios, las necesidades cambiantes de la comunidad, del entorno poblacional de las bibliotecas públicas, son dificultades muy significativas, pero son retos que se afrontan y se deben superar. Y creo que se ha de hacer partiendo del compromiso de sus responsables, que deben asumir realmente todo lo que conlleva el concepto de responsabilidad; con la dedicación del personal, con el esfuerzo y la creatividad que están demostrando cada día, y una reinvención constante de la profesión, aplicando los nuevos conocimientos (en TIC, que también pueden ser aliadas) pero siempre apoyada en la esencia de la experiencia; y por supuesto en la actividad, autoorganización ciudadana, y el activismo de los usuarios por los servicios bibliotecarios públicos.

Pero como bien asegura Subirats, «si los ciudadanos y profesionales asumimos este compromiso y conseguimos reconstruir y sacar adelante lo común, tenemos también el derecho y el deber de reclamar nuestra cuota de poder, y si es necesario realizar una reestructuración del mismo para adquirir esa legítima capacidad de decisión.» Y esas decisiones pueden ir encaminadas a corregir el rumbo hacia una verdadera sociedad del conocimiento, hacia una educación y cultura de calidad. Estamos a tiempo de hacerlo. No podemos sólo resistir porque será insuficiente. Para finalizar, Núñez citaba una frase del filósofo francés Gilles Deleuze, que es importante tener presente para que sea la base de la reflexión que los profesionales nos debemos hacer ante la compleja realidad actual: «No hay lugar para el temor, ni para la esperanza. Sólo cabe buscar nuevas armas».

Puedes leer aquí el manifiesto redactado por los colegios oficiales de profesionales catalanes que conforman la Associació Intercol·legial, y acceder aquí al audio íntegro de la Jornada.

Fernando Jerez Hernández – @fpjerez